Aníbal, un general cartaginés legendario, se dirigió hacia Roma en el año 218 antes de Cristo. Traía consigo un corazón valiente, unos cien mil hombres y una manada de elefantes. Sí elefantes. Aníbal contó con estos gigantes para aterrorizar y atropellar a cualquiera que se metía en su paso. Pero no tomó en cuenta el invierno. El frío y la nieve de los Alpes terminaron con los elefantes.